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Alertan autoridades sobre lesiones en menores por uso de pirotecnia

Alerta director de Hospital Infantil que anualmente el uso de pirotecnia provoca en niños graves lesiones, incluyendo mutilaciones

El director del Hospital Infantil de Tamaulipas, Vicente Plasencia Valadez, lanzó un llamado urgente para prohibir el uso de cohetes, al advertir que cada año provocan lesiones graves en niñas y niños, incluidas mutilaciones permanentes.

Señaló que la temporada decembrina incrementa estos accidentes, muchos de ellos con secuelas irreversibles.

Plasencia Valadez explicó que, aunque las enfermedades gastrointestinales disminuyen con el clima fresco, comienzan a aumentar los padecimientos respiratorios altos, sobre todo en menores de 8 años.

Sin embargo, el principal problema en adolescentes continúa siendo el trauma, al que en diciembre se suma un factor constante pero subestimado: la pirotecnia.

El director del hospital fue contundente:
“Deberían prohibirlos. Tengo una triste colección de lesiones muy graves”.
Afirmó que no existe forma segura de manipular cohetes, ni siquiera bajo supervisión adulta.

El especialista relató daños recurrentes: desde la pérdida de un dedo hasta la amputación total de la mano. También son frecuentes las quemaduras faciales, la pérdida de visión y el daño auditivo irreversible.

“Los cohetes no tienen una razón de ser”, subrayó.

Con 15 años atendiendo emergencias en temporada decembrina, el cirujano plástico señaló que cada Navidad y Año Nuevo opera de uno a dos pacientes con heridas severas.

“Casi siempre hago la primera cirugía del año; llego a las 12:30 de la noche a atender estallidos de cohete en la mano o quemaduras en la cara”, compartió.
El Hospital Infantil atiende entre 10 y 15 menores lesionados cada año por pirotecnia; tres o cuatro presentan daños catalogados como muy graves.

Ante este panorama, Plasencia Valadez reiteró su llamado a las familias para evitar por completo la compra y uso de cohetes, con el fin de prevenir tragedias que pueden marcar de por vida a niñas y niños.

Por Raúl López García